Este joven empresario de 29 años está demostrando que es posible combinar ser líder de una empresa con tatuarse y ser un apasionado del deporte
Sergio Faray, con más de 500.000 seguidores en Instagram, ha conseguido triplicar los beneficios de su empresa en los últimos años
Quien dice que los negocios, la pasión por el deporte y la moda no se pueden combinar, no conocen a Sergio Feray. Este empresario barcelonés de 29 años es la viva prueba de que con organización, constancia y motivación es posible encontrar tiempo para todo sin dejar de triunfar. Cierto es que esto no es algo común y que es digno de admirar, uno de los motivos por los que en su cuenta de Instagram, tiene más de 500.000 seguidores.
Una de las claves para conseguir ser polifacético y reservar tiempo para transmitir sus experiencias y consejos en las redes sociales es tener una rutina y unos objetivos claros. Cada día, Sergio Feray acude al trabajo que lidera: es el CEO de una empresa de más de 50 personas que no ha dejado de crecer en los últimos años, pues ha triplicado la facturación.
En todo ese tiempo tampoco han dejado de crecer los tatuajes de este amante de la musculación y la calistenia. "Me tatúo una vez al mes para avanzar en el proyecto que tengo", indica Sergio Faray. Y es que en este caso, la constancia también es la respuesta para alcanzar su meta. Ya tiene un brazo entero tatuado inspirado en la ciudad italiana de Venecia y una pierna de ciencia ficción, llena de superheroes de Marvel hechos en tinta. Una vez terminado, pretende presentarlo a un concurso.
Más que de un trabajo, de un hobbie o de un deporte, el secreto de este catalán es una mentalidad. Una mentalidad que está muy ligada al ejercicio físico, que requiere constancia, determinación y por supuesto, fuerza y resistencia. Confiesa que entrena "calistenia, crossfit y también un poco de musculación de la de toda la vida, unas seis veces por semana". Muchos de sus seguidores y seguidoras de Instagram también le siguen por este motivo, viendo cómo llevar este estilo de vida saludable y luchador le ha llevado a conseguir sus objetivos.
Otro de sus logros es desmontar el mito de que un gran empresario no puede ser joven o estar tatuado. Lejos quedan ya aquellos tiempos en los que en las empresas no se veían piercings, tattoos, melenas de colores o rastas. De todas formas, sigue siendo un tabú en muchos lugares y la imagen o el peinado todavía condicionan y dificultan encontrar un trabajo en muchos sitios. Por eso, que haya directores/as ejecutivos/as con tatuajes resulta hoy en día revolucionario y sobre todo inspirador.
El hecho de que haya jóvenes que se abran paso de esta manera siendo emprendedores y emprendedoras facilita el camino a quiénes vendrán después y demuestra, aunque parezca obvio, que la valía de las personas está en sus capacidades y no en su aspecto o en la primera impresión.